Antes de la llegada de los romanos vivían en la Península Ibérica otros grupos humanos: los iberos, asentados en el sur y el este, y los celtas, que ocupaban el centro, el norte y el oeste.
Estos pueblos se dedicaban a la agricultura y la ganadería.
Los iberos vivían en poblados, en casas de adobe con techo de paja, que formaban calles.
Los celtas, vivían en poblados compuestos de casas de adobe o piedra, que no formaban calles.
Nos han dejado muestras de su cultura como figuras talladas en piedra, La Dama de Elche (iberos) y los verracos (animales de piedra con significado probablemente religioso)como Los Toros de Guisando en Ávila.
La Dama de Elche
Los Toros de Guisando
También llegaron a la península otros pueblos como los fenicios , los griegos y los cartagineses llegaron por el Mediterráneo y se establecieron en sus costas, fundando colonias que llegaron a ser importantes focos comerciales.
Finalmente, los romanos llegaron en el año 218 a.C para iniciar la conquista de la Península Ibérica, a la que llamaron Hispania. Su presencia llegó hasta principios del siglo V d.C. y su influencia es la base de nuestra cultura actual. Los pueblos fueron asimilando la lengua (el latín), costumbres y creencias.
Los romanos impusieron en todo el territorio leyes y forma de gobierno...
Construyeron muchos edificios y obras públicas que aún se conservan como acueductos, anfiteatros, teatros y circos, para sus espectáculos, templos, murallas y arcos de triunfo, para conmemorar sus victorias.